Disciplina. Así desde el inicio, directo y sin escalas en una banda de rock. Me explicaré lo mejor que pueda. A mis 17 años ya traía ciertas intenciones de hacer algo musicalmente hablando. No me veía como vocalista o frontman de una banda, pero sabía que quería estar en una. En casa había un revoltijo de música pero gracias a mi padre conocí a Pink Floyd, Queen y The Beatles principalmente y sí algo tienen esas bandas es que su sonido es original, creativo y disruptivo. Yo ansiaba eso.
Ahora, el problema de una banda (si es que realmente quieres una banda) son los integrantes, esa magia tiene que suceder, no creo que se trate de estar «amarrado» a una idea. Nadie está donde no quiere estar, podrá aguantar algún tiempo pero inevitablemente te vas.
Sucedió a los 18 o 19. Un amigo que me presentó otro amigo y que hace muchos años le preste un disco de Queen también quería hacer algo, él tenía una guitarra y yo tenía el bajo, ya estaban dos terceras partes, la última sólo necesitó de una llamada por teléfono. Yo quería algo entre Oasis, Blur y Radiohead.
Entonces, primera lección, el trabajo en equipo comienza desde la presentación. Es decir, de dejar en claro la visión, en la banda de rock pienso que la personal que de igual forma ahora con la agencia lo veo, se trata de compartirle a las personas a dónde quieres llegar. En ese momento no lo supe pero tuve mucha suerte, los demás integrantes querían lo mismo.
Segunda lección; ensayar, volverte mejor, practicar y practicar, leer, estudiar, ver videos y buscar qué más sucede afuera. Es decir, comprobar hipótesis, poner a prueba pensamientos sobre algo propio. Eso me funcionó muchísimo, empezar por mi y para mi porque cuando llegué con mis primeros clientes sabía el paso cero, ese que antecede a lo que te enseñan en la escuela. La confianza nace de un comentario, una idea, un recuerdo o incluso una sonrisa. Esa chispa hace que el paso 1 (el de la uni) inicie con más ímpetu.
Tercera. Tiempo, se trata de entender que si quieres algo tienes que insistir, y ese insistir es destinar tiempo, es no ir al cine, a fiestas, dormir o lo que sea. La fortuna del éxito o de escuchar algo como «eres talentoso» provoca a veces una sonrisa porque nos sabes cuánto tiempo se destina para lograr ser «talentoso».
Cuarta. Aprendizaje al frustrarse. Ningún solo salió bien a la primera o no sabes cuántas veces como bajista me salí de tiempo (lo que nos llevará al quinto punto) y el baterista salvó la canción. Y es que es verdad, incluso aún cuando todo sale bien suele quedar una halo «sí… pero pudo ser mejor» y es que claro, uno está dando lo mejor de sí en un escenario o grabando algo, es claro que siempre quieres ser mejor.
Quinto. Ser equipo. Una banda me enseñó que se trata de estar ahí. Que aunque todo vaya mal siempre se está, callado o con ruido, con las notas o los silencios, pero se está. Si no sabes algo di «no sé», pero muestra actitud, aprende, no se trata de que «la banda» te esté rescatando en cada concierto o con cada cuenta.
Sexta. Tocar en vivo. Igual que una agencia, probar en el terreno, la estrategia en el papel se ve bonita y se escucha bien el disco grabado pero… ¿cómo suenas en vivo?
Séptima. Songwriter. Como en la Uni, te cansa hacer covers, un día y de pronto ya quieres hacer tus propias canciones y ya no lo que dicen los libros que es qué hay que hacer con un cliente. ¿Cómo es tu música interior?, este paso es decisivo, lo digo en serio, tanto musicalmente como en una profesión, conozco personas que intentaron la música propia y no les gustó lo que encontraron y se fueron a dar clases (full time teórico), lo que es muy respetable y otros que su música era tan buena que se fueron a ciudades más grandes incluso fuera del país. Ser compositor es romper el mundo y hacer que canten contigo tus canciones, hay menos compositores que interpretes. Yo anhelo ser compositor pero reconozco que no todas las canciones son buenas, incluso que tengo algunas sin grabar ni en maqueta (profesionalmente hablando uno dice, «ahí está la idea pero no he podido desarrollar por x1 o x2 y x3)
Octava. Grabar. Cuando grabas una canción, la banda de rock tiene que poner su parte en la justa medida que pueda y quiera y siempre, siempre hay que querer más, hacerlo mejor. Si esto no sucede es momento de cambiar de bajista o vocalista. El mundo no es para los apáticos y en el marketing tampoco. A veces nos pasó que los miembros de la banda (éramos 3) reconocíamos que queríamos un instrumento diferente en la grabación y que no había tiempo para aprender a tocarlo, y que cuando la canción (proyecto) lo amerita, hay que buscar al mejor para sacar adelante la melodía.
Novena. Responsabilidad. No dejes en el otro lo que a ti te toca. Debo confesar que me pasó, tuve mi momento creativo: yo traía la idea de la canción, la ponía en la mesa y ya, eso era todo, le decía a los otros «ahora háganla». Error. No salía como estaba en la cabeza porque aunque la idea es buena no es suya y van a terminar apropiándose de ella, y ya no será tuya, será de la banda, igual sucede en la agencia, no puedes hacer una idea, mandar un power point y desentenderte, tampoco se trata de ser metiche, pero se trata de ser responsable y que después no te estés quejando diciendo «no me entienden».
Décima. Humildad en la Autoría. Cierro con esta idea de lo que me enseñó estar en una banda de rock, para mi, es una linda idea. Autoría: todo lo que pongas en marcha, todo lo que aprendas, todo lo que vivas te lo llevarás contigo. Podrás hacer una nueva banda o un proyecto solista, podrás montar una nueva agencia y ser exitoso pero nunca olvides que la comenzaste la banda sin saber tocar en grupo. Disfruta de tu propio sonido y guarda tu primera guitarra en el corazón porque esa guitarra (proyecto) te enseñó que sí puedes ser lo que quieras ser.
Última. Rockstar. Noel Gallagher lo escribió, Liam lo cantó: En mi mente los sueños son reales, esta noche soy un Rock & Roll star.